martes, 5 de febrero de 2019

En un segundo


Respiras. Te late el corazón. Parpadeas. En este mismo segundo alguien está bostezando porque se acaba de levantar y alguien lo está haciendo porque está apunto de acostarse. Alguien está desayunando, comiendo y cenando, merendando e incluso haciendo un brunch. Mientras lees esta frase una persona acaba de perder el bus, otra ha dejado a su hijo en el colegio y otra acaba de tener un accidente de tráfico. Un niño se cae y se rompe una pierna, una niña va al dentista, otra ha sacado un diez.


Respiras. Te late el corazón. Parpadeas. Y mientras lo haces una pareja acaba de empezar a salir. Otra ya se está casando. Y otra ya ha pasado toda una vida junta. Una persona está teniendo sexo por primera vez, sin saber que para su pareja será la última. Un bebé nace y otro muere. Un adulto renace y otro muere.


Respiras. Te late el corazón. Parpadeas. El mundo ya no es igual que antes de que lo hayas hecho. Alguien ha descubierto una nueva vacuna, y alguien ha decidido no ponerse una antigua. Un virus asola una región, un país decide el destino de otro y una decena de voluntarios ayudan en el rescate de unos niños. Una especie se extingue y un hielo termina de descongelarse.

Respiras. Te late el corazón. Parpadeas. ¿Y acaso importa? Ahora mismo miles de planetas se salen de su órbita, unas estrellas se apagan y otras explotan, las galaxias no dejan de moverse y el Universo crece mientras una especie alienígena encoge. Los campos azules del planeta Maraban arden y en Colur un científico ha logrado generar individuos de su propia especie en un laboratorio, sin saber que estos nuevos entes acabarán rebelándose.

Respiras. Te late el corazón. Parpadeas. Y una infinidad de posibilidades sucede simultáneamente. Un ser aprende a volar y un pez sale del agua. En algún lugar han prohibido andar con los pies y en otro todos se han olvidado de lo que son los pies. En un segundo pasa todo lo comprensible y lo incomprensible y mientras tanto, ¿tu qué?

Respiras. Te late el corazón. Parpadeas. Y, sin quererlo, das lugar a una nueva realidad alternativa y paralela a otra en la que ya no parpadeaste, ni te latió el corazón, ni respiraste. Una en la que alguien cogió el bus, pero no consiguió llevar a su hijo al colegio. En la que alguien se salvó por los pelos de un accidente y en la que un niño iba de la mano de su padre cuando se tropezó. Una realidad en la que una pareja rompe, mientras que otra se divorcia; y en la que una persona visita a la que fue su pareja en el cementerio.

Y respiras. Te late el corazón. Parpadeas. Sabiendo que en cualquier momento podrías dejar de hacerlo, que ya lo has dejado de hacer una infinidad de veces. Respiras. Te late el corazón. Parpadeas. Y solo por hacerlo el mundo ya ha cambiado.

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