martes, 6 de octubre de 2020

El Asesino de la Azada

     Las víctimas que el Asesino de la Azada dejaba a su paso siempre eran fáciles de identificar: todas sus lesiones, amputaciones y mutilaciones estaban causadas por una misma azada labriega sin apenas afilar. La Guardia Civil había descubierto muchas cosas sobre él a través de los cuerpos descuartizados que dejaba a su paso. Sabían que tenía que ser un hombre fuerte, para clavar con esa decisión la azada; y de unos ciento ochenta y cinco centímetros de altura, según el ángulo con que los cortes penetraban en las víctimas. Sabían que era de origen rural por los conocimientos que había demostrado tener sobre la maquinaria agrícola que utilizaba de imaginativas formas a la hora de perpetrar sus matanzas, y probablemente de Castilla la Mancha, a lo largo y ancho de la cual se distribuían todos los cadáveres que habían sido encontrados.