jueves, 28 de marzo de 2019

Ya está bien

Palabra: alambre

Esto no es exactamente un relato, sino una conversación que no me viene mal como ejercicio. Se la dedico a @assasinsxii porque me dio la palabra y me inspiró un momento interesante.

PADRE: Hijo mío, ven aquí un momento.

HIJO: ¿Qué pasa, papá?

PADRE: ¿Qué es esto?

HIJO: ¿Qué?

PADRE: ¿Que qué coño es esto?

HIJO: Eh, pues no s…

PADRE: Me cago en Dios, no me lo digas que ya lo se

HIJO: Pero pa…

PADRE: No, hijo, no. Ahora me vas a escuchar tú a mí. ¿Cuántos son ya? ¿Cuántos? Quince. Quince años llevo criándote. En esta casa, ¡mí casa!, entre estas paredes. Te he dormido, te he cambiado los pañales… Los putos pañales hijo, que nadie dice nada pero eso es totalmente asqueroso. Y darte de comer también. Eso también lo he hecho y también es repulsivo, que siempre acababas vomitando la puta papilla.

Y cuando fuiste creciendo, ¿qué? Yo te voy a hablar de cuando fuiste creciendo. La de heridas que te he curado, ¡y aquella vez que sacaste un cero y tuve que ir a hablar con tu profesora! Sabes que los putos colegios me dan ansiedad, hijo

HIJO: Tenía ocho años, papá

PADRE: ¡Tiníi ichi iñis pipí! Pues bien mayor que eras para soltar tacos como un camionero con ocho años. Pero qué lengua tenías, madre del amor hermoso, que tenía que habértela cortado antes de que cumplieras diez, hostia puta.

HIJO: Ya vas a sacar otra vez lo de la policía

PADRE: ¿Que si voy a sacar lo de…? Pues claro que voy a sacar lo de la policía, coño. Que me llamaron de una excursión, ¡una excursión que había pagado! Y me llaman y me dicen que tengo que ir a recoger a mi hijo, que se ha puesto a insultar a unos policías por la calle. Al despacho del director tuve que ir, hijo, ¡al despacho del putísimo director! Que llevaba yo sin pisar un despacho de director desde… ¡desde los diez años!

HIJO: ¡Pero papá, venga ya! Si ya no digo tacos, he mejorado mazo en eso.

PADRE: Ya se que no dices tacos, joder, pero me da igual, porque la murga de años que me diste con esa boquita no es ni medio normal.

HIJO: Y qu…

PADRE: Que te esperes, que aún no he acabado. Porque claro, dejas los tacos y empiezas con las novias, ¡y que pronto  empiezas con las novias! A los doce años tenías la primera y una semana te duró.

HIJO: Pero que tenía doce años, ¿qué quieres?

PADRE: ¡Ya sé que tenías doce años,si te lo acabo de decir! Pero luego cumpliste más, y después de esa chica llegó otra, eh, Claudia, sí. Y luego Teresa. ¡Y esas eran las que me caían bien! Porque las siguientes, hijo, que tontas eran las siguientes, que eran tontísimas y aún así yo me callé y estuve aguantándolas tanto o más que tú. Que esa es otra hijo, que ni a tí te gustaban esas chicas. ¡Ni esas ni ninguna! Que ya va siendo hora de que te des cuenta de que tú heterosexual no eres.

HIJO: ¡Papá!

PADRE: No, hijo, no, que lo sabemos ya todos menos tú, que tu eres gay, vamos, hasta Marisa, la vecina, me lo dijo el otro día. Que tuve que pararle los pies yo porque venía con mala inquina, pero vamos, que lo tenemos todos clarísimo menos tú, hijo, que pareces tonto.

HIJO: Joder, papá, ¿a qué viene todo esto?

PADRE: ¿Que a qué viene, hijo? O sea, que no lo sabes. No lo estás viendo, no me lo puedo creer. A lo que viene es a que he aguantado tus mierdas, tus tacos, tus profesores, tus claros errores románticos… y nunca te he dicho nada, nunca te he levantado la voz ni, por supuesto, la mano. Porque te quiero hijo, y te respeto. Pero hay cosas que ni un padre puede tolerar. ¡Y más cuando te lo he repetido docenas de veces! Y tú siempre igual, siempre con la misma mierda. Y me duele, joder.

HIJO: ¿Qué mierda papá? Joder, estoy a punto de llorar.

PADRE: Esto es lo peor, que ni siquiera que te des cuenta. Yo lo doy todo por tí y tú… tú ni siquiera puedes cerrar bien el bimbo.

HIJO: ¿Qué?

PADRE: Ni qué, ni nada. Lo sabes bien. Siempre dejo el alambre con el que viene la bolsa, joder, siempre dejo el puto alambre para que cierres el bimbo con el puto alambre. ¿Y qué veo? Que cada vez que te haces un maldito sandwich, llego a la cocina, ¿y cómo está cerrado el bimbo? ¿Con el alambre? No, claro que no. Tiene un puto nudo. Un puto nudo con el plástico de la bolsa. Y te parecerá normal. Que se seca el pan, hijo, ¡que se seca! Hay que cerrarlo bien, me cago en todo lo sagrado. ¡No es tan difícil! Hay que cerrarlo bien para que no se seque la puta rebanada de arriba, creo que ya te lo he dicho demasiadas veces

HIJO: Pero papá…

PADRE: ¡Ni pero, ni pera!

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